Larin Thompson, de dieciocho años, era un producto de abuso y negligencia, pensando que su vida no podría ser más complicada que esconder las cicatrices de su pasado de los ojos de sus amigos. Pero la repentina aparición de extrañas alas negras en su cuerpo hace que sus dificultades anteriores parezcan… insignificantes. Mientras tanto, Azrael, conocido como “el Ángel de la Muerte” por los humanos que ha tratado de destruir, ha encontrado un arma. Una que cambiará el equilibrio en una guerra que se ha combatido en las sombras desde los albores del tiempo. Azrael está despertando un ejército de recipientes: soldados híbridos que no son hombres ni ángeles. Al capturarlos a medida que despiertan, Azrael espera fortalecer su ejército oscuro y eventualmente encontrar y desatar a su hermano, Lucifer, en el mundo.
Las características únicas de Larin la separan de otros recipientes, y el consejo Divino toma nota… los arcángeles cuyo único propósito ha sido proteger al hombre de las siniestras maquinaciones de Azrael. Llegan a creer que ella es el Heraldo de sus líderes perdidos, los serafines, seres poderosos que podrían evitar una vez más el dominio de Lucifer sobre el mundo. En medio del caos y la confusión de su nueva vida, Larin encuentra consuelo en un miembro del consejo en particular: el arcángel, Michael. Atraídos el uno por el otro de una manera que no pueden entender, Larin encuentra en Michael un amigo y un confidente, y tal vez una parte faltante de su corazón. Larin se ve inmersa en una antigua batalla entre el bien y el mal, en la que desempeñará un papel fundamental para salvar a la humanidad o verla destruida. De repente, se presenta la opción de ascender a su lugar como heraldo, llevando al consejo divino al despertar de los serafines, o aceptando una oferta tentadora de Azrael. Larin se entera de que “el bien” y el “mal” no son tan blancos y negros como le enseñaron a creer. La guerra inevitablemente alcanzará su punto culminante en una batalla que trasciende el Cielo y la Tierra, ya sea dando como resultado el regreso del glorioso Edén, o viéndose perdido para siempre bajo una capa de oscuridad irreversible.
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